11 may 2014

Mirada vacía.

Ella, con esa gran mirada, él con esos hermosos ojos. Hay algo diferente entre los ojos y la mirada, la mirada va más allá, habla más de quien eres, quien quieres ser, en tu mirada se ven los sueños que quieres cumplir, lo que te da curiosidad, la mirada habla de ti. En cambio los ojos son solo eso, unos ojos bonitos, de un color un tanto especial, quizá, de una forma atrayente, que hace que tu mirada sea más o menos bonita, pero al fin y al cabo son solo ojos, y por muy bonitos que sean no podrás enamorar con unos ojos, pero sí con una mirada.

Ella con esa gran mirada, que tampoco tenía color ni forma especial, solo que con ella lo decía todo, apenas era necesario hablar, si lo que pensaba era reflejado en su mirada, sobre todo lo que deseaba, tenía miradas que mataban, y otras que conquistaban, en ocasiones mataba y conquistaba a la vez, quizá porque le daba rabia que alguien le guste tanto, eso ya no lo sé. Pero cuando lo vio a él, el chico de los ojos hermosos, no quiso ni matarlo ni conquistarlo, ni nada, estaba vacío, sus hermosos ojos no transmitían, y eso le daba mucha curiosidad.
Se quedó observando durante días, siempre se lo encontraba en el tren, a veces iba solo, otras con amigos, pero siempre le faltaba algo. Las grandes miradas aparte de mostrar al mundo lo que ellos sienten, son mucho más observadores, y saben muy bien lo que otros sienten también, pero con él era distinto, sentía una impotencia hacia su ser, por una parte le daba rabia que él no se muestre cómo es, por otra no conseguía comprender por qué no le podía entender.

Tras más de un mes casi persiguiéndole cada día, incluso intentando comprender sus costumbres, su mundo, y así, tal vez, a él, consiguió acercarse, con un poco de miedo, porque no sabía que pensaría de ella, pero con confianza y sin miedo, le hizo una pregunta directa, no quería disimular sus intenciones ''¿Qué sientes? ¿Qué deseas? ¿A dónde quieres llegar?'' Con esas tres preguntas de golpe él la miró, por fin tenía una mirada y no simples ojos, una mirada extraña, pero triste, tras unos segundos en los que él habrá pensado las preguntas de una extraña, se echó a llorar. Quizá llorar sea el hecho más sincero de una mirada, dicen que cuando nacemos lo primero que hacemos es llorar, puede que lo hagamos para estrenar nuestra mirada al mundo, ningún bebé tiene la mirada vacía, será que lloran mucho. 
Al verle llorar ella se sentó a su lado en el tren, y colocó su brazo sobre sus hombros. Tampoco sabía qué decirle, no sabía que tipo de tristeza había desatado, pero al parecer ella había liberado lo que él intentaba deshacer, ocultar, borrar. Pero al fin y al cabo, por muy triste que fuese es mejor una triste mirada que una vacía.

Al fin él se tranquilizó y consiguió contestarle, dijo unas palabras no menos tristes que su actual mirada. ''No siento, no deseo, no sé a dónde quiero llegar, no sé ni de dónde vengo, me olvidé de mi pasado, me olvidé de lo que era, me olvidé de soñar.'' ¿Cómo alguien podía olvidarse de soñar? ¿Acaso es algo que se aprende? Ni si quiera sabía que decir, estaba tan sorprendida con el hecho de no soñar, no podía imaginar su mundo sin sueños, pero en realidad es algo de lo que mucha gente carece, son demasiado realistas, como les gusta ser llamados, pero nunca había visto a nadie que llore por no soñar, supuso que él antes era un gran soñador, de los mejores, pero algo destrozó sus esperanzas de seguir soñando, y como un método de autodefensa se olvidó de soñar. Y así era, en realidad, pero él nunca se lo dijo, y ella nunca se lo preguntó. Lo único que se le ocurrió decir después de un breve momento en el que llegó a pensar mucho, fue ''Te voy a recordar lo que es soñar.'' Se bajaron en la siguiente parada, que no era la parada de ninguno de los dos, ni si quiera conocían el sitio, pero ¿qué más da? una aventura es la mejor forma en la que una persona puede enseñarte a soñar.

Así comenzaron perdidos por un lugar cuyo nombre no se quieren acordar, él se sentía doblemente perdido ya que no sabía muy bien como actuar, pero se dejó llevar por ella, la miró, como desde hacía mucho tiempo no había mirado a nadie, y efectivamente se notaba que anteriormente había sido un gran soñador y mirador, ya que ella tampoco había sido mirada así nunca. Quizá se enamoraron, tuvieron hijos, vivieron felices y comieron perdices, quizá sólo fueron una especie de amantes de sueños, que se fueron a soñar juntos y sus vidas nunca más se volvieron a cruzar. Lo que sí se sabe es que ese fue el mejor día de la historia de cada uno, ella nunca olvidará a aquel chico de la mirada vacía y él nunca olvidará a aquella chica que le llenó la mirada.

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